
Ayer decidí mimarme. Hacía muchos días que no me cuidaba como me gusta hacerlo, detenidamente, con esmero.
Me dí un largo baño con velitas incluidas, cepillé mi pelo con parsimonia y me maquillé los ojos de un verde intenso, incluidas pestañas. Todo estaba perfecto, hasta que apareciste ante mí. Mis ojos te miraban con temor a que me rechazaras nuevamente.
Hace tiempo que convivimos y sin embargo no acabo acostumbrándome a ti. A veces me produces un cierto dolor desagradable que muy frecuentemente acaba en algunas lágrimas recorriéndome las mejillas.
No sé por qué te portas así precisamente cada vez que salimos a cenar o a pasear, siempre montas tus numeritos.
El ritual siempre es el mismo, en el último momento, apareces ante mí, soy cuidadosa y te tomo delicadamente, pero cuando te acerco a mis ojos y pasas a formar parte de ellos, es cuando me muestras toda tu rabia. Malditas lentillas! , un día de estos te arrincono para siempre y no vuelves a ver más mis ojos verdes.
Me dí un largo baño con velitas incluidas, cepillé mi pelo con parsimonia y me maquillé los ojos de un verde intenso, incluidas pestañas. Todo estaba perfecto, hasta que apareciste ante mí. Mis ojos te miraban con temor a que me rechazaras nuevamente.
Hace tiempo que convivimos y sin embargo no acabo acostumbrándome a ti. A veces me produces un cierto dolor desagradable que muy frecuentemente acaba en algunas lágrimas recorriéndome las mejillas.
No sé por qué te portas así precisamente cada vez que salimos a cenar o a pasear, siempre montas tus numeritos.
El ritual siempre es el mismo, en el último momento, apareces ante mí, soy cuidadosa y te tomo delicadamente, pero cuando te acerco a mis ojos y pasas a formar parte de ellos, es cuando me muestras toda tu rabia. Malditas lentillas! , un día de estos te arrincono para siempre y no vuelves a ver más mis ojos verdes.
No comments:
Post a Comment