Thursday, March 29, 2007

Lágrimas de cristal

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Aquí os presento a Vanessa, la muchacha con más coraje y alegría por vivir que jamás he conocido.
Muchos de vosotros quizás la reconoceréis, ya que ha participado en algunos programas de televisión para promocionar su causa.
Vanessa, sufre, entre muchas otras, una enfermedad extraña, el síndrome de McCune Albright, variedad del síndrome de los huesos de cristal. Esto le ha llevado a estar en una sillita de ruedas debido a la deformación de sus piernas.
Su vida ha sido cruel, muy dura y ha sufrido el abandono, las burlas y la pobreza. Aún así cuando la miras, sólo ves en sus brillantes ojos negros la alegría de vivir y una inocente sonrisa.
Su madre, Margarita, su inseparable compañera de fatigas, la sigue y ayuda en su lucha diaria.
Vanessa no es una muchacha cualquiera, no; ella, pese a su situación, ha escrito un libro “ Lágrimas de cristal” que desde aquí recomiendo su lectura, en él comprobareis cómo ha sido su vida. También ha grabado varias canciones con artistas para recaudar dinero y dar a conocer la Fundación Vanesa. Somos aproximadamente unos cuantos de cientos de socios los que colaboramos con el objetivo de ayudar a esos niños con efermedades graves cuyas familias no tienen recursos económicos suficientes para afrontarlas.

Si os queréis pasar por allí descubriréis lo grande que es esta persona, digna de admirar.

Sunday, March 25, 2007

Mis rarezas


Ahora que tengo tiempo, pongo el meme de las rarezas que me invitó a hacer Flika.
Sólo son seis, así que después de mucho pensar cuáles enumerar me decido por estas:

1. Detesto los cajones y puertas de los muebles a medio cerrar. Es algo que me supera. Cuando mi vista alcanza uno, una fuerza sobrenatural me hace ir a cerrarlo.


2. No me puedo dormir por las noches si no tomo una infusión relajante. Más de una vez me he levantado del sofá e inclusive de la cama medio dormida para ir tomármela. Sin comentarios.


3. Tomo un número de galletas par. Sí, sí, como lo leéis. Cuando como galletitas, tengo que comer dos, cuatro, seis, las que sean, pero nunca siete, cinco…el por qué no lo sé, es como si me quedase incompleta. Yo tampoco lo entiendo porque generalmente prefiero los números impares.


4. Siempre que voy al gimnasio suelo escuchar siempre las mismas canciones cuando estoy en la cinta de andar. En otros aparatos me da igual, pero en la cinta sólo esas. Sí, ya sé que soy rara.


5. Suelo vestirme y desvestirme varias veces antes de salir a la calle. Y es que me cuesta mucho elegir la ropa que me pondré. Así que antes de quedarme con la definitiva, cuando me doy cuenta tengo una montañita de ropa acumulada y me encuentro sentada en la cama mirando el armario y sin saber qué ponerme. Hasta
que me decido pueden pasar bastantes minutos.


6. Nunca uso dos días seguidos la misma colonia o perfume. A pesar de no tener una gran colección, me gusta ir cambiándolos frecuentemente.

No sé si alguien no ha hecho aún este meme, así que adelante quién desee entretenerse un ratillo.

Tuesday, March 20, 2007

Martes y trece


Desazón, nervios, kilómetros, tristeza, preocupación, lágrimas, impotencia, melancolía, pensamientos, malestar, angustia, inquietud, susto, noches en vela, rabia, sonrisa, alegría, desahogo, hospital, enfermos, casa, quietud.

Ese es el resumen de mi semana pasada.

La vida nos pone a veces a prueba, de una manera muy cruel.


Thursday, March 8, 2007

El lector ideal

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"La literatura vuelca intimidades en unas páginas con la esperanza de que las lea un lector ideal y siempre resulta que quién las lee es el gemelo ideal, o sea, un lector de carne y hueso que nunca sabe de qué se le está hablando. Como usted. Si, usted que me está leyendo ahora mismo. ¿O me equivoco..., y usted es, por fin ¡por fin!, el lector ideal?"
Enrique Anderson Imbert

Thursday, March 1, 2007

Meigas

Pongo en duda la popular frase “yo no creo en las meigas, pero haberlas haylas” ya que me parece que no deja de ser una leyenda bien arraigada en la tradición popular.
Ahora bien, de la existencia de brujas no tengo la más mínima duda. Es más, conozco unas cuantas que pululan por ahí y que sin llevar escoba ni verruga en la nariz, van maquinando estrategias y sembrando chismes e injurias por doquier.
No usan saliva de gato, lágrima de cocodrilo ni ojos de lagarto para hacer sus hechizos, porque basta con que le digas algo que no quieren escuchar para esparcir sus vilezas con una lengua viperina que no le gana ni el mejor guión del personaje malvado de una telenovela.
Son vidas vacías, en las que las habladurías y el más puro cotilleo hacen de amalgama para rellenar esos huecos de una existencia sin aliciente.
Parece que tienen además su sexto sentido para escoger a sus víctimas objeto de enjuiciamiento y son como una de esas lluvias que te calan al momento sin haberte dado tiempo a escapar de ella.
Bien es cierto que todos tenemos una pizca de cotillas en un momento dado, empezando por mí que estoy juzgando el modo de vida de otros en estos momentos. Pero me refiero a aquellos que hacen del chismorreo su máxima, como un entretenimiento o diversión y no por ejemplo a aquellos para los que es su medio de vida, como críticos de cine o periodistas de la prensa rosa (ese sería otro tema para criticar).
Por eso hoy me doy el lujo de decir que :” Criticón que critica a criticón, tiene cien años de perdón”.

Dibujito de Malatesta de una meiga regalito de Mizerable.